Arquitectura e interiorismo_
Hotel Palafito Sizigia. Amor a primera vista
Lectura: Minutos para decidir tus vacaciones en Chiloé
Cada Palafito tiene una historia que contar, algunos fueron humildes viviendas, otros; bodegas o pulperías, pero casi todos sobrevivientes del terremoto de 1960. Sus pilotes resisten la subida y bajada del mar, aguantan estoicos la marea más alta de cada mes, o Sizigia, como se denomina en jerga marítima. Y es justamente ese el nombre que lleva uno de los Hoteles palafito más hermosos de Chiloé.
En Sizigia predomina la madera nativa y la tejuela de alerce, pero por sobre todo la historia detrás de su rescate. Todo parte el 2013 cuando, Tali Santibánez, diseñadora, sacaba fotos junto a uno de sus hijos. Fue amor a primera vista, mientras el dueño picaba leña conversaron de la historia de la casa y quedó absolutamente prendida de ella. En la tarde le contó a su marido, el Constructor Civil Andrés Bravari sobre el palafito y juntos emprendieron entonces el desafío de rescatar la casa. Fue una compra con investigación histórica, ya que descubrieron que el palafito había sido levantado en 1899 y que tenía 100 años de historia, era un diamante en bruto, era tradición y magia chilota.
Comenzaron entonces por la fachada, luego notaron que el desnivel era significativo y se niveló unos 30 centímetros, se recrearon los pilotes, lo podrido se reemplazó, el techo de alerce se utilizó en la fachada sur, que daba al mar, había entonces techo nuevo y de la zona, ya no era el típico galpón de latón e iba tomando forma.
Los conceptos arquitectónicos se respetaron y se modernizaron siguiendo con el desplazamiento hacia la playa, para luego montar otra estructura hacia la fachada sur. Tali comenta que escogieron un nombre muy significativo, que hace alusión a la marea más alta de cada mes, la Sizigia y que cobra relevancia en el lugar y en las increíbles vistas que se generan desde la terraza y habitaciones.
El Hotel consta de tres pisos con un total de 8 habitaciones, 4 estándar y 4 superiores, una de las cuales se puede unir y formar un gran departamento familiar. Paralelamente se respetó el lugar de la pulpería en donde se instaló la tienda de artesanías @origensur, se abrió la cafetería, que ofrece desayunos y onces, para posteriormente habilitar una terraza que da hacia la playa.
Arquitectura con marca registrada
Sin lugar a duda, Chiloé es mucho más que la imagen icónica de sus palafitos, la historia detrás de estas emblemáticas construcciones es asombrosa por decir lo menos. Las construcciones nacen aproximadamente el año 1800, ante la migración desde el campo a la ciudad, la mayoría eran pobladores que no tenían casa y es por ello que deciden comenzar la construcción de hogares en altura en el borde costero.
Eran consideradas una especie de “toma” o barrio alternativo, pero con un potencial gigantesco. De hecho, su arquitectura vernácula, es decir, regional y auténtica, y que se origina como respuesta a las necesidades habitacionales de una región o localidad, la que se fue adaptando hasta llegar a denominarlas “palafito” a fines de los años 70.
Cada casa se eleva sobre la playa, en el borde costero, en donde bodega e incluso los baños dan hacia el mar -junto con los animales- algo así como el patio trasero, en lo que era entendido como área de trabajo. El frente, despejado y con ventanas hacia la calle y permitía ver a quien pasaba o llegaba al hogar.
Al principio estas habitaciones albergaban a la población más vulnerable y humilde de la Isla, con el tiempo se comenzaron a usar como bodegas y casa-habitación, ya que su altura permitía distribuir en ella, hogar y trabajo. Se fueron convirtiendo en pulperías con acceso independiente, con entrada directa desde la calle. Es entonces que resulta increíble ver la evolución de estas construcciones, que tocan con sus pies el agua.
La magia chilota está en cada rincón, está en descubrir su historia, personajes y rincones. El encanto chilote está en saborear sus platos típicos, en su gente y en haber descubierto que su arquitectura es única e irrepetible.