Arquitectura e interiorismo_
Skylodge – Vía Ferrata & Zipline: un lugar entre el cielo y la tierra
Lectura: Para viajar unos minutos
Cercano, amigable y con esa cuota de misterio inagotable (sin olvidar su gastronomía de alto impacto). Perú es un destino infinito con lugares para ir y volver una y otra vez. Pero la aventura no queda ahí cuando se trata de combinar arquitectura, adrenalina y vistas que quedarán en la memoria para siempre en un viaje literalmente vertical al Valle Sagrado en Cuzco.
Formado por imponentes montañas andinas, misteriosas ruinas arqueológicas, jardines agrícolas y el río Urubamba, o río celestial, como le llamaban los Incas, el Valle Sagrado, a unos 35 kilómetros al noreste de Cuzco, es uno de los puntos turísticos más imponentes de Perú. Y en este escenario, encontramos un lugar que rompe con todos los esquemas: el Skylodge Hotel. Una propuesta única con un diseño innovador y un desafío a gran altura que permite una experiencia inolvidable para todo aquel que decida alojar y ser parte de esta aventura.
El Skylodge es un proyecto arquitectónico, geológico y rupturista que consta de 4 cápsulas construidas con aluminio aeroespacial cubierto por policarbonato de alta resistencia, ancladas directamente a un muro de roca perfectamente vertical a 365 metros de altura. Desde ellas se aprecia una panorámica espectacular del Valle Sagrado, el río Urubamba y del cielo. La construcción tiene un estilo único y particular destacando la simpleza de su diseño, que permite incluso hacerlo parte del contexto natural. Sin duda, sus creadores, Natalia y Ario, poseen una particular mirada sobre la arquitectura como una experiencia vivencial, la vida de montaña y los vínculos entre la naturaleza y los seres humanos.
Tuvimos el honor de haber sido invitadas como colaboradoras de Vibra Magazine y vivenciar la experiencia que ofrece el Skylodge. Vivimos en carne propia la osadía de escalar la Vía Ferrata para llegar al refugio, al igual que el escalador que se fusiona con la roca en su ascenso a la montaña. El ascenso es increíble, las vistas maravillosas, la conexión con el entorno y con cada movimiento del cuerpo una experiencia única. La realidad es que la cabeza lo hace casi todo, un 90% mente un 10% estado físico, subimos durante más de una hora por la roca vertical, que a ratos se nos invertía y salía sobre nuestras cabezas. Para luego coordinar el cuerpo, con la respiración para subir, subir y subir.
La primera parada fue en la cápsula del comedor; un espacio envolvente, acogedor, con un muro de roca en su interior que nos acerca aún más a la naturaleza; un verdadero refugio donde comparten las comidas los huéspedes de las 3 cápsulas. Y no sólo las comidas, ya que luego de una experiencia algo “extrema” los participantes se sienten unidos con un lazo invisible y especial.
Luego visitamos las cápsulas de habitaciones, con una estética e iluminación de otro planeta. Éstas, al igual que un nido de cóndores, te invita a estar en la roca habitando y avistando desde lo alto toda la panorámica del Valle Sagrado, con una perspectiva distinta a todo lo acostumbrado. Y eso es lo que Ario y Natalia quieren compartir: una experiencia de pernoctar colgando de la roca, tal como los escaladores lo hacen cuando realizan ascensiones de más de 1 día. Pero esta vez adaptada a cualquiera que se quiera aventurar, porque cuenta con todos los mecanismos de seguridad.
Cada cápsula son para 4 personas y cuentan con todo lo necesario de una forma muy amigable y estratégica con el medio ambiente, dado que la logística a tanta altura no es nada sencilla: camas cómodas, baños secos, agua filtrada para beber, vistas alucinantes en todas las direcciones y cortinas para aplacar la luz de la mañana o de la luna llena. ¿Qué más se puede pedir?
Pero la aventura no termina ahí. Así como subir a las cápsulas y pernoctar en ellas fue una aventura, bajar es otra. El descenso es a través de 6 líneas de canopy, la más larga de 700 metros. Una checkout de hotel que no experimentarás en otro lugar, con un golpe de adrenalina, sintiendo el viento y bajando a toda velocidad.
La experiencia además está acompañada por un gran equipo humano y una organización de primera. Los guías están absolutamente capacitados, atentos, en control y coordinación de todo lo que sucede en el trayecto al momento de la escalada, la estancia y el descenso. Ellos además son los que con mucho cariño cocinan, ordenan y preparan todo para la llegada de los huéspedes, eso implica desde portear el agua en mochilas hasta llevar el plato a las mesas de los comensales.
Natura vive con Skylodge constituye un antes y un después en la historia tanto hotelera como de vida peruana e internacional, con una clara estampa de sustentabilidad en su propuesta. Más que un simple y lujoso alojamiento es una experiencia de lujo con una perfecta relación entre el territorio y su entorno, con el desafío además de ponerte a prueba para superar tus propios límites. El mayor lujo es lo otorgado de manera natural y tu propia osadía de permitirte vivirlo, disfrutarlo y recordarlo por siempre.
Los dejamos invitados a ser parte de esta aventura vertical y aportar en el crecimiento económico local en
Colaboración Especial:
Daniela Baeza Peña:
Arquitecta, máster en arquitectura y diseño, especializada en eficiencia energética y sustentabilidad.
Macarena Alvear Chahuan:
Geóloga, especializada en temas medioambientales y Guía de Turismo.