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Tendencias 22+ (y lo que veremos los próximos años)_
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Arriesgando cancelación por parte de los fans, es necesario aclarar que el proceso a través del cual se “pronostica” (y la palabra es clave) una tendencia se parece poco (quizás nada) a la escena clásica de “El diablo viste a la moda”. Tal vez en algún momento la moda se dictó (y de nuevo la palabra es clave) en las páginas de revistas, pero incluso entonces es poco probable que obedeciera enteramente al capricho o la visión de editoras y diseñadores iluminados.
Claro, moda y tendencia no son exactamente lo mismo, pero durante mucho tiempo, especialmente con fines comerciales, se han usado como sinónimos.
La palabra tendencia puede ser prima segunda de moda, pero el parentesco es mayor con otras como propensión, directriz, preferencia. Es una dirección, un camino que aparece orgánicamente, pero hay quienes –contrastando un gran volumen de datos salidos de la geopolítica, los acuerdos ambientales, las fluctuaciones en el mundo del arte, las variantes en la producción de materias primas, pandemias, incluso bigdata, entre otros recursos- hacen esfuerzos serios para anticiparse.
bora.herke.palmisano es uno de los estudios que mejor hace ese esfuerzo. Lo hace tan bien que cada año la feria de bienes de consumo más grande del mundo (310 mil m2 de espacio expositivo, más de 140 mil visitantes y alrededor de 4.500 expositores), con foco en el hogar, interiorismo y decoración, les encarga curar un pabellón y un catálogo con las principales tendencias.
En esa feria, llamada Ambiente, celebrada en la capital financiera de Alemania, Frankfurt, una de las socias de ese estudio me dijo hace un par de años: “La palabra tendencia es tramposa y es la que todo el mundo usa. Pero el contenido es algo totalmente distinto”. Anetta Palmisano explicó en ese momento su metodología: definir ‘rutas’ que por diversas condiciones se vuelven especialmente transitadas, pero que a la vez son mezclables y no se cancelan entre sí.
“Es muy importante aclarar que se trata de una orientación, no de un ‘debes hacer esto’. Apuntamos a muchas cosas que están pasando, mostrándolas al mercado. Al final es el cliente siempre el que define qué necesita. Es solo una orientación, y muy útil en estos tiempos en que están pasando tantas cosas simultáneamente. Solo podemos decir lo que podría ser importante para el próximo año o para los próximos cuatro años”, agregó Claudia Herke, otra socia del estudio alemán.
Esa orientación se esparce por todo el planeta a través de la industria del retail que colapsa los hoteles de Frankfurt cada febrero. Y para 2022 bora.herke.palmisano la define así:
Sanar + despejar. Nuevas perspectivas interiores
Incluso cuando las restricciones se alivianan y volvemos a encontrarnos, nuestros hogares siguen representando nuestro espacio seguro, desde donde extraemos vitalidad para enfrentar el día a día. Esta tendencia responde a esa necesidad con una sensación de bienestar y estimulación. Aquí la innovación material apunta a la sustentabilidad y adopta las formas de telas transparentes, superficies brillantes y de colores emocionantes y futuristas, que nos preparan para salir al exterior cargados de energía.
La interiorista chilena Belén Briones aborda esta tendencia de la siguiente manera:
“El uso del color es un recurso tremendamente beneficioso tanto para ambientar como para crear sensaciones. Además, a través del color puedes dar personalidad estética y diferenciar los distintos lugares de la casa y sus usos. Con él puedes evocar energía o calma, así como manejar luces según los tonos”.
En su trabajo el color siempre surge de una interpretación conjunta con el cliente, de las expectativas que este tenga. “Me han tocado proyectos en los que he podido usar mucho color, mientras en otros he tenido que ser muy cautelosa en su uso. Somos privilegiados de contar con una gama tan amplia de colores; de poder integrarlos también a través de diversas materialidades, de poder usarlas para crear experiencias y hacerlos parte de nuestra historia. Logramos así que nuestros espacios hablen por nosotros”, dice Belén. @belenbriones_interiorismo
Identidad, saber + hacer
Vivir Natural. Encontrar la esencia
Frente a tantas y tantas opciones, el diseño de interiores se reinventa como un rescate de conocimientos y habilidades tradicionales. No hablábamos de sustentabilidad cuando esas eran las maneras estándar de fabricar cosas; por eso necesitamos volver a ellas. Con la naturaleza como modelo, los diseñadores nos proponen dar identidad a nuestros hogares. Simpleza, pureza, materiales y superficies que transmiten una sensación primitiva.
Productos hechos a mano, localmente y a pequeña escala que expresan aprecio por la tradiciones y conocimientos que pasaron por generaciones. Materiales y coloraciones alternativas, temas naturales que enfatizan una conexión con el medioambiente.
El arquitecto e interiorista Carlos Gallardo recuerda la situación prepandemia de Pomaire, Quinchamalí y otras localidades que en algún momento fueron reconocidas por su artesanía. “Ahora que retrocede un poco el covid estamos viendo una revalorización de lo que se hacía ahí. Quizás se trata de las complejidades actuales para importar desde otros países; quizás también interviene algún grado de solidaridad con gente que lo ha pasado mal; pero se nota un interés mayor por lo hecho a mano por una persona que representa y perpetúa tradiciones de nuestro territorio. Independiente de su valor de mercado, trato siempre de incorporar elementos artesanales en mis proyectos; me interesa su valor emocional y humano. Trabajo con un artesano de Chimbarongo en distintas piezas de mimbre. Yo propongo un diseño, él lo aterriza a las realidades del material y siempre resulta algo único”. @cginteriorismo
Mejorar y liberarnos
Vivir para una transformación positiva
Una nueva dinámica para nuestros hogares. Colores potentes, contrastes gráficos y productos con una intensión artística en su diseño para predisponernos positivamente. Una provocación a relacionarnos con el mundo físico: ideas estimulantes que vienen de diseñadores, artistas y urbanistas. Queremos encontrar la salida de estos tiempos difíciles pero juntos. El cambio se vuelve visible y tangible.
Para el arquitecto e interiorista Pablo Guzmán las modas no tienen peso en las elecciones que le toca hacer en sus proyectos de interiorismo o para su tienda, Larry. Podría pasar, como ha pasado por ejemplo con sus bustos y estatuillas, que se pongan de moda, pero eso no es el objetivo: “Nos gusta la mezcla de cosas. Vengo de familia de anticuarios, crecí rodeado de esas cosas. Luego, en la universidad conocí el Modernismo, lo contemporáneo, la Bauhaus. Mezclar esos referentes es algo que se nos da naturalmente”.
Entiende bien que una buena parte del público demanda de los profesionales de su área grises, beiges, neutros, linos y elecciones seguras. Pero él prefiere jugar con acentos de color y patrones, así como desafiar los limites del arte y el diseño con objetos que, aunque son de fabricación reciente, aportan aires historicistas.