My place_
Cap. 5 My Place (especial de Navidad) @andreasmart
Lectura: Para mirar y volver a mirar (tómate los minutos que quieras)
La Navidad es la manifestación plena de la ternura, leí alguna vez. Y no puedo estar más de acuerdo. Y en esa búsqueda infinita por reconectarme con mi niño interior puedo decir que nada me transporta mejor a las navidades pasadas que las ilustraciones, mesas y puestas en escena de Andrea, la protagonista de este #myplace
Tal vez no lo sabe, pero sin buscarlo, sus cálidas creaciones reviven en mí una época muy linda –e incluso me emociono al escribir- precisamente al recordar esa puericultura de amor materno, el patio de mis papás, un pino lleno de luces y exquisito aroma, la mesa riada de delicias y el tiempo a paso lento, ingenuo y feliz.
Andrea nació en Ibiza (España) y su padre chileno y mamá española vinieron a Chile cuando aún era pequeña, trayéndose el mediterráneo en la maleta. Acá estudió arte y diseño, disciplinas que heredó de ellos (ambos dedicados a la pintura).
Todo eso lo mezcla al momento de dibujar, inspirada además en sus hijos Samuel (Lobito) y Candela. “La Navidad celebra un nacimiento. Nos recuerda el espíritu de la niñez y es ese el concepto que me gusta trabajar, sobre todo en esta etapa de mamá y en fechas de fiestas… Con Lobito tenemos una especie de acuerdo implícito que se traduce en hacer de nuestro tiempo juntos un regalo. Este regalo se da de manera espontánea a raíz de algo que hayamos encontrado o que se genera en el momento. Lo hacemos desde el corazón como un ejercicio, una conversación, un dibujo, una receta, respetando lo que quiere hacer cada uno, pero como una pequeña revelación de belleza”
Si bien su trabajo va más por las ilustraciones infantiles, el despliegue en Navidad es uno de los más intensos del año, donde su casa en Zapallar (lugar donde ha vivido casi toda la vida) es escenario de guapas intervenciones “Es un momento donde todo puede ser. Así es todo nacimiento de algo nuevo. Y la casa también se prepara, se mueven cosas y aparece el árbol, siempre en algún lugar que acompañe las escenas familiares y los contextos que se estén viviendo”. Así y durante semanas van apareciendo hongos que pueden ser velas, naranjas convertidas en coronas y tostadas en caritas de animales.
Lo mismo pasa al momento de buscar el árbol al bosque contiguo. “La costumbre es buscar una rama de pino como árbol. No podría imaginarme con uno falso. Y es que por muy simple o precario, la materialidad y la nobleza le dan todo el brillo a las cosas. Es una rama de verdad la que puede dar abrazo a los sencillos adornos que hacemos y que han cambiado con los años; a veces son renos de cartón, otros estrellas de papel. Este año las protagonistas son nueces que nos regalaron y las colgamos con cintas preciosas de brillos y terciopelos. Del comedor cuelga una corona de estrellas y de la chimenea ramitas y velas, costumbre de mi padrastro sueco y la bella tradición de dar luz a ventanas ya oscuras…”
Como dato aparte, tengo las tarjetas de adviento que Andrea ilustró para esta época, que no sólo son hermosas, además tienen un propósito; “hay algo entretenido todos los días en la espera de Navidad y que finalmente, al parecer, es el propósito de la vida; Estar presente, en armonía con el proceso y lo que uno va viviendo. No estar esperando algo que va a llegar tal día y que ese sea el fin, sino disfrutar la espera”.
“Podría decir que la Navidad es una oportunidad en el año que conecta muchos elementos dentro de mí. Que me han ido convirtiendo en la persona que soy y que me gusta ser. Y que une por una parte mi origen isleño, mi infancia de pueblo, la unión entre el arte y el diseño, las tradiciones de mi papá, la creatividad de mi mamá y mi parte… propia, genuina y tierna”.